Adoro que me besen la espalda cuando duermo, que me hagan volar y me cuenten lo que necesitan contarle a alguien. Mis días saben a viento, a calor y a chicles de melocotón, a sonidos y palabras raras, a electricidad, a color rojo, a brillo de labios, a junio y septiembre, al olor del pintauñas y al sonido de mis tacones, incluso a horas sin dormir.Para mi nunca es demasiado tarde. Puede que en mi caso todo sea demasiado pronto, es pronto para ser quien quiero ser. Me gusta ver las cosas de otro modo y si es posible, intentar hacer que otros lo vean desde mi perspectiva y así puedan saborear un poquito de mi mundo. Hacer sentir lo que no se a sentido nunca.