Cubierta entre esas sábanas que aún custodiaban su olor, que albergaban confesiones, protegida entre recuerdos, enredada en el pasado. Cualquier tiempo pasado fue mejor, entre los mapas que se dibujan en estas mismas sábanas, donde hacía meses, descansabas, me deseabas, me abrazabas, o me acariciabas, ahora lo poco que me puede atar a todo eso, son los recuerdos. Malditos recuerdos. Me distraigo con todos ellos, los interpreto, e intento ver lo que realmente eres, tus claras intenciones, tus inequívocas señales del engaño. En la oscuridad pintada de líneas soleadas que conseguían romper con las persianas, me erguía y me divertía girando la cabeza para mirarte, allí estabas, en el lado izquierdo de la cama, con una mano bajo la nuca, arropado hasta el ombligo, me mirabas, y yo pensaba en retener esa imagen para toda la vida, me tirabas de un brazo y me obligabas a tumbarme, a refugiarme en ti, tu seguridad aplastante, tu todo, me protegía, y cada día codicio que me hagas sentir así de nuevo..