Esta noche me levanté y me giré soñando que estabas mirándome enamorado ahí, junto a mi, sobre la misma almohada, bajo las mismas sábanas, entre el cielo y la tierra, suspendidos en un halo de utopía insostenible. Sencillamente no me dirías nada, no me dirigirías la palabra, me mirarías, y me jurarías a lágrimas ácidas que me amas, me enseñarías todo lo que espero que tú me enseñes, me susurrarías mi palabra preferida, y me prometerías que al día siguiente al levantarme tendría mi desayuno favorito junto a la cama, y que esa mañana, esa misma mañana, me esperaría esa sorpresa que mi mente y mi imaginación jamás lograron confabular, todo aquello que quiero y no consigo idear, mis sueños ocultos, mis deseos secretos, mis aspiraciones serían saciadas en un par de detalles, mi anhelo cubierto y mi único afán satisfecho. Quiéreme. Joder, quiéreme.