No hay dos palabras que hagan más feliz a una persona cuando realmente se siente. Porque sabes que no desaparecerá, que no se va a ir, que el "adiós" se encuentra a millones de kilómetros de distancia y que el "buenos días princesa" te acompaña todas las mañanas al despertar. 
Parece imposible que una caricia pueda calmar los nervios, que un beso termine con las dudas, que una llamada nos haga sonreir y una mirada sea la solución perfecta a la soledad, ya que nos hace sentirnos arropados. 
Es genial poder decir "te quiero" y sentirnos tranquilos porque conocemos la respuesta, como si chocase contra un muro y se devolviese...un "te quiero princesa". 
Sí, losé, lo sabes: te quiero.